Blog de aula de Dario Moreno 3ESO B
domingo, 20 de abril de 2014
viernes, 21 de marzo de 2014
Lazarillo siglo XXI
Señor Juez:
Me llamo Jonathan, pero en mi barrio me llaman Joni. Vivo en el barrio de las 3000 viviendas en Sevilla. Mi padre no trabaja, bueno trabaja pero ilegalmente, porque vende drogas, y mi madre trabaja como ama de casa y a parte también trabaja de prostituta ilegal.
Yo estudié primaria en el colegio C.E.I.P Andalucía, en el cual, en los exámenes mis notas eran de nueves y dieces, por lo que en todos los trimestres tenía un diez en todas las asignaturas. Para sacar esas notas, yo solo salía a la calle los fines de semana, y muy poco tiempo. Los días entre semana, como no salía, me dejaban ver un rato la televisión, pero muy poco tiempo.
Cuando terminé el colegio entré en el instituto IES Polígono Sur. Allí todo cambió. En mi clase me tocó un grupo de niños que salían todos los días, iban de discoteca, hacían muchas botellonas y fumaban cachimba, cigarros y pitillos de marihuana. Yo, al pasar unas semanas, empecé a hablar y llevarme bien con ellos, en los cambios de clase y en los recreos estaba siempre junto a ellos. En los recreos, nos íbamos a unas vallas del instituto donde los profesores no podían vernos y ellos se ponían a fumar. Un día me ofrecieron probar un cigarro y un pitillo de marihuana. Yo los probé, y me gustaron bastante, aunque después estuviese un poco mareado. Aparte de estar con ellos en el instituto, empecé a juntarme siempre con ellos, los días entre semana y los fines de semana. Por este motivo ya no estudiaba y mis notas eran un desastre. La mayoría de los viernes, quedábamos en el parque, hacíamos botellón y fumábamos algunos pitillos de marihuana. Los sábados, un sábado íbamos a la discoteca Antique, al siguiente hacíamos botellón y el otro otra vez íbamos a Antique y así durante todas las semanas. Los domingos por la mañana, nos quedábamos todos en nuestras casas descansando, y por la tarde quedábamos en el parque nos fumábamos unos pitillos y después íbamos a liarla por otros barrios de Sevilla. Algún que otro domingo terminábamos corriendo para que la policía no nos cogiera, cuando los perdíamos de vista nos íbamos de nuevo al parque y no hartábamos de reír.
Me llamo Jonathan, pero en mi barrio me llaman Joni. Vivo en el barrio de las 3000 viviendas en Sevilla. Mi padre no trabaja, bueno trabaja pero ilegalmente, porque vende drogas, y mi madre trabaja como ama de casa y a parte también trabaja de prostituta ilegal.
Yo estudié primaria en el colegio C.E.I.P Andalucía, en el cual, en los exámenes mis notas eran de nueves y dieces, por lo que en todos los trimestres tenía un diez en todas las asignaturas. Para sacar esas notas, yo solo salía a la calle los fines de semana, y muy poco tiempo. Los días entre semana, como no salía, me dejaban ver un rato la televisión, pero muy poco tiempo.
Cuando terminé el colegio entré en el instituto IES Polígono Sur. Allí todo cambió. En mi clase me tocó un grupo de niños que salían todos los días, iban de discoteca, hacían muchas botellonas y fumaban cachimba, cigarros y pitillos de marihuana. Yo, al pasar unas semanas, empecé a hablar y llevarme bien con ellos, en los cambios de clase y en los recreos estaba siempre junto a ellos. En los recreos, nos íbamos a unas vallas del instituto donde los profesores no podían vernos y ellos se ponían a fumar. Un día me ofrecieron probar un cigarro y un pitillo de marihuana. Yo los probé, y me gustaron bastante, aunque después estuviese un poco mareado. Aparte de estar con ellos en el instituto, empecé a juntarme siempre con ellos, los días entre semana y los fines de semana. Por este motivo ya no estudiaba y mis notas eran un desastre. La mayoría de los viernes, quedábamos en el parque, hacíamos botellón y fumábamos algunos pitillos de marihuana. Los sábados, un sábado íbamos a la discoteca Antique, al siguiente hacíamos botellón y el otro otra vez íbamos a Antique y así durante todas las semanas. Los domingos por la mañana, nos quedábamos todos en nuestras casas descansando, y por la tarde quedábamos en el parque nos fumábamos unos pitillos y después íbamos a liarla por otros barrios de Sevilla. Algún que otro domingo terminábamos corriendo para que la policía no nos cogiera, cuando los perdíamos de vista nos íbamos de nuevo al parque y no hartábamos de reír.
Al ir a todas las fiestas que la
discoteca Antique organizaba, nos dijeron que si algunos de nosotros
queríamos ser relaciones públicas de la discoteca, es decir que si
queríamos vender entradas para las fiestas, quedándonos con una
parte del dinero que se consiga vendiendo las entradas. Ninguno de
mis amigos dijeron que si, pero yo sin embargo, me ofrecí, ya que en
mi casa no entraba mucho dinero, yo quería aportar algo de dinero en
mi casa, aunque no sea mucho. En la venta de las primeras fiestas,
no conseguí vender muchas entradas, pero al cabo de que pasaron tres
o cuatro fiestas, empecé a vender bastantes entradas, y llegaba a
ganar entre treinta y cuarenta euros cada dos semanas, que venían
muy bien en mi casa. Una semana, después de vender todas las
entradas, conseguí quinientos euros, que se los tenía que dar a a
la empresa y después me daban una parte. Pues al terminar la fiesta,
yo tenía que ir a darle el dinero al director de la empresa,
entonces, a la salida de la discoteca había un grupo de 40 chavales,
que eran del Vacie, y me empezaron a pegar para quitarme el dinero.
Mis amigos aunque eran menos, no se quedaron mirando como me
quitaban el dinero, sino que se metieron en la pelea para ayudarme.
En el momento en el que me quitaron todo el dinero, y aparte la gorra
DC que llevaba puesta, aparecieron 5 furgones de la policía. Cuando
los del Vacie vieron los furgones, salieron corriendo, y la policía
no llegó a pillarles, porque se metieron por un callejón donde los
furgones no entraban, por lo tanto ellos no llegaron a cogerlos
corriendo. Al momento fuimos a hablar con el director de la discoteca
y llamaron a una ambulancia porque algunos teníamos grandes brechas.
El director de la discoteca me dijo que
hiciera todo lo posible para recuperar el dinero de las entradas
vendidas que me habían robado. Entonces mis amigos y yo fuimos a
poner una denuncia, pudimos dar algunas descripciones de algunos de
los chavales que me robaron. Al cabo de unas semanas de investigación
de la policía, consiguió dar con uno de lo chavales que me robaron,
pero ese chaval en concreto no tenía ni el dinero, ni la gorra que
me quitaron. La policía se lo llevó detenido, le interrogó para
que dijese quién tenía el dinero robado y la gorra, pero sobre todo
el dinero. Ese chaval no quiso decir nada, por lo tanto lo metieron
en la cárcel, porque él era mayor de edad. Siguieron investigando y
buscando a los que me robaron. Al mes, encontraron a otro chaval que
tampoco tenía el dinero, pero si tenía la gorra que me quitó. Lo
detuvieron, me devolvieron la gorra, y le hicieron las misma
preguntas que al otro, y este tampoco quiso decir nada de quién
tenía el dinero de las entradas. A los dos meses de búsqueda e
investigación, encontraron a otros dos chavales, que tampoco tenían
el dinero, pero los detuvieron, por participar en un robo, y por
meterme una paliza. A la semana de haber detenido a los dos, por fin
encontraron al que tenía el dinero. A este último le detuvieron más
tiempo por ser el cabecilla del robo. Al final acabé dándole el
dinero al director de la discoteca. Después de esta experiencia,
deje de ser relaciones públicas.
Como mis notas en el instituto eran muy
malas, acabé sacando el título de la ESO examinándome por libre
sin ir a clase ni nada. Después ya no quise estudiar más porque
prefería no hacer nada y estar con mis amigos en la calle. Cuando
pasaron algunos años, ya era mayor de edad y no tenía estudios
ninguno. Como nada más había conseguido sacar la ESO no encontraba
trabajo y no conseguía enamorar a ninguna mujer. Al no encontrar
trabajo acabé como mi padre trabajando en la venta de drogas. Y esta
es la toda la historia por la que estoy aquí ante usted señor juez.
martes, 4 de marzo de 2014
lunes, 10 de febrero de 2014
Oraciones de régimen
Era una familia que salieron a dar una vuelta en bicicleta por el parque de al lado de su casa. Tenían dos niños, uno era in niño de 7 años que iba en su bicicleta, una niña de 4 años, que la llevaba el padre en la parte de atrás de la bicicleta. Salieron a las diez de la mañana. Cuando llevaban una hora en la bicicleta, estaban en el medio del parque, y se pararon a beber agua. Cuando todos bebieron, siguieron hacia delante hasta llegar al lago que había al final del parque. Cuando llegaron al lago, volvieron a beber agua.
Empezaron a darle de comer a los patos que había, algunas veces los peces que hay en el lago, le quitaban los trozos de pan a los patos, y los patos intentaban en quitársela a los peces. Le dimos la vuelta al lago y vieron un pato muerto. Cuando le dieron todo el pan volvieron a su casa.
jueves, 6 de febrero de 2014
Oraciones impersonales
El día amaneció bastante mal, muy nublado. a medida que iban pasando las horas, el tiempo iba empeorando cada vez más. Cada vez había más y más nubes. En las calles apenas había gente andando, ni apenas coches en movimiento. En un cruce, había un motón de coches aparcados en todas las direcciones, solo un coches estaba en movimiento. En el mismo cruce había un cuantas de personas andando, que salieron solo porque tenían que ir al trabajo no por otra cosa. A las siete y media de la tarde, empezó a llover de repente, y al empezar a llover muchas personas empezaron a abrir sus paraguas, pero otros sin embargo, tuvieron que empezar a correr, puesto que no se llevaron el paraguas, porque creían que no les iba a llover porque llevaba todo el día nublado, pero sin llover.
domingo, 19 de enero de 2014
El Conde Arnaldos
Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar,
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de san Juan
yendo a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar
las velas trae de seda
jarcias de oro torzal
áncoras tiene de plata
tablas de fino coral
marinero que la guía
diciendo viene un cantar
que la mar ponía en calma
los vientos hace amainar
las aves que van volando
al mástil vienen posar
los peces que andan al fondo
arriba los hace andar.
Allí habló el infante Arnaldos
bien oiréis lo que dirá
"Por tu vida el marinero
dígasme ahora ese cantar"
el marinero callado
miró hacïa la mar
de nuevo oyó al Conde
que tanto ansiaba escuchar
la voz que el Conde tenía
la mar hacia callar
la ave callada quedaba
al escucharle cantar
-suerte tienen mis orejas
al escuchar ese cantar
el Conde le ofreció
con el poder regresar
a su palacio para él
poderle escuchar cantar
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