viernes, 21 de marzo de 2014

Lazarillo siglo XXI

Señor Juez:


 Me llamo Jonathan, pero en mi barrio me llaman Joni. Vivo en el barrio de las 3000 viviendas en Sevilla. Mi padre no trabaja, bueno trabaja pero ilegalmente, porque vende drogas, y mi madre trabaja como ama de casa y a parte también trabaja de prostituta ilegal.

 Yo estudié primaria en el colegio C.E.I.P Andalucía, en el cual, en los exámenes mis notas eran de nueves y dieces, por lo que en todos los trimestres tenía un diez en todas las asignaturas. Para sacar esas notas, yo solo salía a la calle los fines de semana, y muy poco tiempo. Los días entre semana, como no salía, me dejaban ver un rato la televisión, pero muy poco tiempo.

 Cuando terminé el colegio entré en el instituto IES Polígono Sur. Allí todo cambió. En mi clase me tocó un grupo de niños que salían todos los días, iban de discoteca, hacían muchas botellonas y fumaban cachimba, cigarros y pitillos de marihuana. Yo, al pasar unas semanas, empecé a hablar y llevarme bien con ellos, en los cambios de clase y en los recreos estaba siempre junto a ellos. En los recreos, nos íbamos a unas vallas del instituto donde los profesores no podían vernos y ellos se ponían a fumar. Un día me ofrecieron probar un cigarro y un pitillo de marihuana. Yo los probé, y me gustaron bastante, aunque después estuviese un poco mareado. Aparte de estar con ellos en el instituto, empecé a juntarme siempre con ellos, los días entre semana y los fines de semana. Por este motivo ya no estudiaba y mis notas eran un desastre. La mayoría de los viernes, quedábamos en el parque, hacíamos botellón y fumábamos algunos pitillos de marihuana. Los sábados, un sábado íbamos a la discoteca Antique, al siguiente hacíamos botellón y el otro otra vez íbamos a Antique y así durante todas las semanas. Los domingos por la mañana, nos quedábamos todos en nuestras casas descansando, y por la tarde quedábamos en el parque nos fumábamos unos pitillos y después íbamos a liarla por otros barrios de Sevilla. Algún que otro domingo terminábamos corriendo para que la policía no nos cogiera, cuando los perdíamos de vista nos íbamos de nuevo al parque y no hartábamos de reír.


Al ir a todas las fiestas que la discoteca Antique organizaba, nos dijeron que si algunos de nosotros queríamos ser relaciones públicas de la discoteca, es decir que si queríamos vender entradas para las fiestas, quedándonos con una parte del dinero que se consiga vendiendo las entradas. Ninguno de mis amigos dijeron que si, pero yo sin embargo, me ofrecí, ya que en mi casa no entraba mucho dinero, yo quería aportar algo de dinero en mi casa, aunque no sea mucho. En la venta de las primeras fiestas, no conseguí vender muchas entradas, pero al cabo de que pasaron tres o cuatro fiestas, empecé a vender bastantes entradas, y llegaba a ganar entre treinta y cuarenta euros cada dos semanas, que venían muy bien en mi casa. Una semana, después de vender todas las entradas, conseguí quinientos euros, que se los tenía que dar a a la empresa y después me daban una parte. Pues al terminar la fiesta, yo tenía que ir a darle el dinero al director de la empresa, entonces, a la salida de la discoteca había un grupo de 40 chavales, que eran del Vacie, y me empezaron a pegar para quitarme el dinero. Mis amigos aunque eran menos, no se quedaron mirando como me quitaban el dinero, sino que se metieron en la pelea para ayudarme. En el momento en el que me quitaron todo el dinero, y aparte la gorra DC que llevaba puesta, aparecieron 5 furgones de la policía. Cuando los del Vacie vieron los furgones, salieron corriendo, y la policía no llegó a pillarles, porque se metieron por un callejón donde los furgones no entraban, por lo tanto ellos no llegaron a cogerlos corriendo. Al momento fuimos a hablar con el director de la discoteca y llamaron a una ambulancia porque algunos teníamos grandes brechas.

El director de la discoteca me dijo que hiciera todo lo posible para recuperar el dinero de las entradas vendidas que me habían robado. Entonces mis amigos y yo fuimos a poner una denuncia, pudimos dar algunas descripciones de algunos de los chavales que me robaron. Al cabo de unas semanas de investigación de la policía, consiguió dar con uno de lo chavales que me robaron, pero ese chaval en concreto no tenía ni el dinero, ni la gorra que me quitaron. La policía se lo llevó detenido, le interrogó para que dijese quién tenía el dinero robado y la gorra, pero sobre todo el dinero. Ese chaval no quiso decir nada, por lo tanto lo metieron en la cárcel, porque él era mayor de edad. Siguieron investigando y buscando a los que me robaron. Al mes, encontraron a otro chaval que tampoco tenía el dinero, pero si tenía la gorra que me quitó. Lo detuvieron, me devolvieron la gorra, y le hicieron las misma preguntas que al otro, y este tampoco quiso decir nada de quién tenía el dinero de las entradas. A los dos meses de búsqueda e investigación, encontraron a otros dos chavales, que tampoco tenían el dinero, pero los detuvieron, por participar en un robo, y por meterme una paliza. A la semana de haber detenido a los dos, por fin encontraron al que tenía el dinero. A este último le detuvieron más tiempo por ser el cabecilla del robo. Al final acabé dándole el dinero al director de la discoteca. Después de esta experiencia, deje de ser relaciones públicas.

Como mis notas en el instituto eran muy malas, acabé sacando el título de la ESO examinándome por libre sin ir a clase ni nada. Después ya no quise estudiar más porque prefería no hacer nada y estar con mis amigos en la calle. Cuando pasaron algunos años, ya era mayor de edad y no tenía estudios ninguno. Como nada más había conseguido sacar la ESO no encontraba trabajo y no conseguía enamorar a ninguna mujer. Al no encontrar trabajo acabé como mi padre trabajando en la venta de drogas. Y esta es la toda la historia por la que estoy aquí ante usted señor juez.

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